La historia que van tejiendo nuestras vidas, de un pasado que nos trae a este presente, va componiendo diferentes sinfonías que nos llevan a un futuro diferente.
La historia que nos trajo hasta aquí
Bodegas Aldonia surge como tal en el año 2006, fruto de nuestra inquietud como jóvenes elaboradores que, tras años de experiencia, decidimos crear nuestra propia marca de vino, para aportar nuestra manera de entenderlo: unos vinos de calidad, basados en el viñedo más que en el proceso, a precios razonables, y con un estilo personal y adaptado a nuestros tiempos.
Aldonia es una derivación de “La Doña”, una de las viñas nobles de la familia, que junto con la viña “La Dama”, forman el terroir superior de la bodega. La idea inicial se gestó allá por el año 2000 en donde, tras una larga recuperación del viñedo se empezó a elaborar vino que era vendido a granel a diferentes compradores. Recogemos así el testigo de nuestros antecesores, siendo así la cuarta generación que continúa con una labor familiar, ayudando a que la gente disfrute cuando bebe una copa de nuestros vinos y forme parte de nuestra familia. Por lo tanto, es una bodega de nueva generación, pero con tradición.
El recorrido que nos lleva hasta nuestros días, hay que comenzarlo algún tiempo atrás. Corría la segunda mitad del siglo XIX, cuando los viñedos franceses fueron atacados fuertemente por una plaga, un insecto llamado phylloxera, por lo que los viticultores se vieron obligados a salir del país vecino en busca de vinos para atender la creciente demanda de sus mercados. Consideraron que la Rioja era la mejor región para ello. Como esta plaga tardó en ser controlada, algunos de los comerciantes franceses se instalaron en la región produciendo vinos con sus técnicas, mediante la uva que compraban a los cosecheros riojanos, lo que impulsó la expansión y modernización de la industria de vino de Rioja, tanto por la apertura del mercado francés, como por el conocimiento de nuevas técnicas de elaboración y envejecimiento. En concreto, el “método bordelés”, para elaborar un nuevo tipo de vinos, los “vinos finos”.
Nuestro bisabuelo, cautivado por la llegada de estas nuevas técnicas que suponían un completo cambio en la forma de hacer el vino, empezó a comprar una serie de parcelas y a plantar viñedo.También construyó una pequeña bodega para el almacén y la elaboración del vino. Los franceses le compraban la mayor parte de la producción bajo pedido de que fuese según sus métodos, enseñándole para ello dichas técnicas novedosas. Pero a principios del s. XX, todo se truncaría con la llegada de la phylloxera a la Rioja, que infectó los viñedos riojanos con consecuencias devastadoras y hubo que replantear todo el cultivo de la vid. Fue nuestro abuelo el que continuó con la actividad y realizó todo el trabajo posterior mientras compraba unas pocas parcelas más.
Entre tanto, la Guerra Civil española supuso sin duda un parón considerable en la actividad. Eran tiempos difíciles y la antigua bodega sufrió importantes robos.En uno de esos robos, la antigua puerta de hierro forjado fue destrozada, y sólo se pudieron recuperar algunos pequeños restos.
Una pequeña pieza con tres engarces de hierro forjado, fue uno de los pocos restos que recuperamos de la antigua bodega familiar.
Sin embargo, encierra un gran significado: recrea el entrelazado de sarmientos y zarcillos (partes de la vid), y simboliza la unión de cuerpo, mente y alma, que el vino pone en armonía, puesto que es salud para el cuerpo, inspiración para la mente, y recreación para el alma. Un equilibrio que aporta bienestar. Se asocia con la primavera, la fertilidad, y el Sol, así como con la unión entre las personas que hace la fuerza y conduce a la prosperidad. Conceptos que tienen una estrecha relación con una fructífera cosecha y el buen hacer. Actualmente, es el símbolo de nuestro proyecto, en homenaje a quienes nos enseñaron e inculcaron su amor por el viñedo y su pasión por el vino.
Tras la Guerra Civil, nuestro abuelo retomó el cultivo de la viña ayudado por nuestro padre, hasta 1982, año en el que nuestro abuelo se retiró.
En el año 2006 hemos recogido el testigo, siendo así la cuarta generación que continúa con una labor familiar, ayudando a que la gente disfrute cuando bebe una copa de nuestros vinos y forme parte de nuestra familia. Con el apoyo en los conocimientos que nos trasmitieron nuestros antecesores hemos intentado imprimir nuestra manera y visión de entender el vino.
Desde entonces, intentamos transmitir nuestra pasión a través de los vinos que elaboramos de forma artesanal.